El qué es un porque

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El impacto digital en las formas convencionales de acceso a la cultura nos obliga a repensarlas, pero en absoluto a prescindir de ellas. Los equipamientos culturales tienen hoy, tienen todavía, un papel básico: ofrecen una infraestructura para desarrollar las distintas expresiones y prácticas artísticas. Al mismo tiempo, cumplen una función, no menos importante, de interacción social, ligada a la costumbre humana de usar lugares comunes para el encuentro físico.

Actualmente, hemos superado el proceso de privatización del consumo cultural. La tecnología telemática hace, está haciendo, que la actividad expansiva que antes buscábamos extramuros (la caza de experiencias fuera de casa, en territorio cinegético), la encontremos ahora en nuestro lugar de reposo. No solo no nos recogemos junto al hogar, en la zona doméstica, con la finalidad de realizar actos culturales que tradicionalmente tenían lugar, su lugar, en espacios públicos como las salas de teatro o los cines, sino que tenemos estas experiencias en la madriguera, en la habitación. Estamos en un tiempo de individualización; la expansión se da, hoy en día, dentro del reducto, y el compartir, en el compartimentar. Por ello, se abandonan los cines y los teatros, y esto incluye sus bares y vestíbulos, donde rompían las charlas; porque lo que es ahora rompedor es la individualización y la socialización telemática, el nomadismo domiciliar (la excepción, pudiera ser, el teatro musical y el cine 3D; quizás, por su espectacularidad, tan adecuada a esta sociedad del espectáculo, a esta era del escaparate). A pesar de todo, en esta época de (consumo centrado en) dispositivos periféricos, hay un lugar en la periferia de Gandia, en su (barrio del) Raval, para el consumo público y colectivo.

Por todo ello, reabrimos el Teatro del Raval, ya hace unos años, en el 2014. Porque considerábamos necesario hacer presente el pasado, ponernos al día con el ayer.

Existe aún lugar, como ya hemos dicho, para servirnos y disfrutar de una cultura pública y colectiva en vivo. Eso sí, se impone la impureza, ser una propuesta compleja, nouvella (simultáneamente novedosa y vieja). Ya no se puede ser una sala tradicional, sino que hace falta adoptar la forma de centro cultural polivalente. Una infraestructura de este tipo resulta difícil de sistematizar y enfocar usando criterios de estandarización. No obstante, defendemos y reafirmamos su carácter de equipamiento cultural, adoptando una filosofía de actuación que haga compatible la preeminencia de la exhibición clásica con otros usos paraculturales (socioeducativos, cívicos, recreativos, etc.) y que, también, está atenta a los nuevos paradigmas, a las contratendencias. Un centro así, como este, programador sobre todo de eventos de artes escénicas y de cine, acoge también actividades de formación, fomento de la creación, divulgación y difusión. Igualmente, ofrece el alquiler de espacios para artistas, entidades y asociaciones, ya sea de una manera puntual o de continuo.

Para ser claros, desde sus inicios, el propósito del nuevo Teatre del Raval ha sido y continúa siendo seguir siendo (el) viejo. Proseguir con el itinerario del teatro para escolares que el Raval, con la compañía Pluja Teatre a la cabeza, comenzó en el arranque de los años noventa. Pro – seguir, insistir en el trabajo no “directivo”, dirigido a los más pequeños, futuros ciudadanos y ciudadanas de esta vecindad universal. Repasar con cuidado una trayectoria seria, alejada del estilo tan nuestro del dicho y hecho, con el fin de completarla. Hemos incorporado así teatro para estudiantes de bachillerato, y, teatro, música, danza y circo para adultos. Hemos sumado una oferta variada de cine, una oferta transversal que huye de la corriente principal; y todo un montón de actividades en los límites de la cultura: de docencia, de estímulo, de extensión de las artes. Hemos ido a la búsqueda no de todos los públicos, un imposible conceptual, ni de un público selecto, sino de muchos públicos, públicos interesados.

El quién somos nosotros

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LaCasaCalba, una productora valenciana con más de diez años de trayectoria en el mundo de las artes escénicas, sobre todo en el de las músicas populares. Nos gusta contaminarnos, concebir y materializar híbridos, jugar con distintas disciplinas artísticas. Y también el trabajo intergeneracional, renovarnos con los más veteranos, aprender de los jóvenes creativos. Todo esto, combinado con la apuesta por lo pequeño y heterogéneo, son nuestras señas de cordura y desmadre. Pasad, pasad… Sin vergüenza. Sois bienvenidos. Nuestra casa es vuestra casa.

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